Volar en Globo Aerostático en Castilla La Mancha

Volar en globo es la forma más potente de sentirse libre. El ser humano ha mantenido esta inquietud a lo largo de toda su existencia. Un sueño convertido en realidad hace apenas tres siglos y que mantiene la misma esencia para que TÚ puedas disfrutarlo con la misma intensidad que cuando se consiguió volar por primera vez. ¿Te imaginas? Y compartir esta experiencia con la gente que quieres, elevando nuestras emociones más primitivas a otro nivel. Volar en Globo Aerostático es una de las sensaciones más enriquecedoras que existe. Y en un entorno tan espectacular como Alhambra o las Lagunas de Ruidera, en Castilla La Mancha, es un regalo para nuestros sentidos.

Pues al lío. La canastilla del Globo tiene capacidad para ocho personas. La experiencia empieza muy temprano, al amanecer, para que las condiciones de vuelo sean las más propicias. ¿Por qué? Porque un paseo en globo de pasajeros se realiza con un globo de aire caliente. Se trata de una envoltura de tela que contiene varios miles de metros cúbicos de aire. Los quemadores de propano calientan esa masa de aire. Así, se consigue modificar la densidad respecto al aire que nos rodea. El aire del interior del globo es menos denso que el de fuera y el globo flota. Al flotar en el aire se eleva y con el globo se eleva la barquilla y nosotros dentro, FANTÁSTICO, ¿verdad?

Una actividad tan espectacular requiere de nuestra participación activa de principio a fin. Desde que os recogemos para dirigirnos al lugar de despegue hasta el aterrizaje y entrega de diplomas que acredita que habéis conseguido hacer realidad vuestro sueño de volar. Así que empezamos la aventura con el montaje del Globo Aerostático. Los nervios, la inquietud y la curiosidad hacen que participar en esta parte del proceso sea toda una experiencia. Un auténtico carrusel de emociones a flor de piel.

El punto álgido de la actividad lo alcanzamos justo en el momento del despegue. Adrenalina en estado puro que se convierte en una tranquilidad inigualable durante la hora que estamos disfrutando del paseo aéreo, en el aire, tan libres como los pájaros. Es una sensación muy potente, difícil de describir con palabras porque tiene tanta intensidad como paz interior.

Tras el aterrizaje y recogida conjunta de la aeronave entre juegos y risas, compartimos una de las tradiciones más universales de viajar en Globo; brindar con Cava. Los primeros aeronautas volaron sobre París en 1783 y celebraron esta hazaña brindando con Champagne. Hoy en día y en todo el mundo, tras un placentero vuelo se brinda para celebrar lo que acabamos de vivir.

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