Rutas senderismo Lagunas de Ruidera, un espectacular Parque Natural en mitad de Castilla La Mancha.
Pisar las Lagunas de Ruidera y aceptar la invitación que nos hacen de aparcar el coche e iniciar una ruta caminada es llenar de salud nuestro cuerpo y alimentar nuestra mente con una desconexión total. La palabra «ruta» solemos complementarla con «senderismo» y esta segunda palabra puede hacernos creer que nosotr@s no podemos hacer una ruta de senderismo.
Pero si agregamos una tercera palabra «interpretativo», la cosa cambia y mucho. Acortamos distancia a recorrer para realizar pequeñas paradas donde aprender sobre el entorno que nos rodea. Sumamos al caminar la oportunidad de vivir una experiencia en mitad de un paraje sencillamente espectacular.
Detalles como la forma de enamorarse que tienen las aves que frecuentan la Laguna Conceja, la historia que cuentan las ruinas de una pequeña central hidroeléctrica o las sensaciones que sentimos sentados tranquilamente bajo la majestuosa copa de una encina centenaria son algunos ejemplos de lo que podemos vivir en una ruta de senderismo interpretada.
La sensación que nos queda grabada en la memoria es doble. Ejercicio físico que aniquila el estrés y anécdotas que suben lo que vemos a otro nivel. Es como visitar la plaza de un pueblo. La vemos en cinco minutos y listo. Pero si un Guía nos explica todo lo que se ha vivido en ella, la experiencia que vivimos es muy distinta. Eso mismo sucede en contacto con la Naturaleza.

A caballo entre las provincias de Albacete y Ciudad real nos encontramos con uno de los parajes más bonitos de Castilla La Mancha, las Lagunas de Ruidera. El agua es la auténtica protagonista de este espectacular entorno natural en mitad del Campo de Montiel.
Porque el agua es la encargada de crear y dar forma a las Lagunas de Ruidera, quince hermosas lagunas que forman uno de los espacios naturales más hermosos no sólo de nuestra península ibérica, sino también de Europa, pues para encontrar otro paraje similar debemos viajar a la mismísima Croacia, a los mundialmente conocidos Lagos de Plitvice.
Las Lagunas de Ruidera se pueden recorrer con facilidad en vehículo, enfilando un pequeño carreterín que bordea este peculiar ecosistema. Pero como la Naturaleza es bien caprichosa, para contemplar algunas de esta lagunas es necesario coger mochila, agua y simplemente caminar.
En Eva y el Edén lo sabemos bien, porque la mejor manera de disfrutar de las Lagunas de Ruidera es descubrirlas recorriendo la gran cantidad de rutas de senderismo que la Naturaleza nos permite pasear, una manera muy recomendable de cuidar nuestro cuerpo y mente a la vez.
Andar es la forma en la que accedemos a la segunda de las Lagunas de Ruidera que nos ocupa en este post, la Laguna Conceja. Una maravilla de la naturaleza manchega que conserva esta belleza precisamente por la escasa presión turística que soporta.

La Laguna Conceja cuenta con una longitud de más de dos kilómetros de extensión y unos trescientos metros de anchura. El hecho de estar a más de 850 metros sobre el nivel del mar hace que podamos disfrutar de unas panorámicas de enorme encanto.
Es una laguna caprichosa, sinuosa en su forma y con una gran belleza marcada por unas orillas acantiladas que alterna con juncales y carrizales. Todo un espectáculo natural en cualquier época del año en que nos aventuremos a visitarla.
Cada una de las Lagunas de Ruidera recibe un nombre. Y la Laguna Conceja no iba a ser menos. Se llama de esta manera por haber pertenecido al concejo de la Ossa de Montiel. Laguna Concejo en su origen, la tradición oral ha hecho que su género varíe a femenino por la asimilación del género que posee la palabra laguna.
1.- ¿Cuál es el mayor tesoro de la Laguna Conceja?
La Laguna Conceja es una de las zonas de nidificación de aves anátidas más espectacular no sólo de las Lagunas de Ruidera, sino también de la península ibérica. La razón es muy simple, estas aves encuentran el alimento necesario en la vegetación que cubre el fondo de la Laguna Conceja. La tranquilidad del lugar es el otro factor necesario para que hayan elegido este lugar como zona para procrear.

El Ánade real (Anas platyrhynchos) es el ave más conocida del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera. En época estival recorre las lagunas más turísticas en busca de comida fácil y poco aconsejable para estas aves, pero en otoño y en invierno sabe donde purgar sus malas costumbres.
El Ánade real o azulón es un glotón, de hecho es uno de los patos de superficie más pesados que existe. Es muy fácil diferenciar el sexo de l@s ánades reales, ya que la Naturaleza ha coloreado muy alegremente el plumaje del macho en época reproductiva para que seduzca a su hembra.
La cabeza y el cuello de nuestro seductor es de un color verde oscuro muy brillante que acaba con una lista blanca a modo de collar en la base del cuello. Su pecho es castaño con tonos púrpura para darle más vistosidad y contrastar con el resto de su plumaje, que es de un color grisáceo, similar al que luce la otra parte de este romance entre patos salvajes.
La hembra del Ánade real es menos presumida que su pretendiente. Tiene un plumaje de colores más apagados, veteado con tonos pardos más oscuros que contrastan con plumas de color crema claro. Se trata de una coloración muy similar al resto de las hembras de patos de superficie.
No obstante, hay una manera muy fácil de diferenciar una hembra de Ánade real del resto de patas salvajes. Basta con buscar en sus alas el característico espejuelo de color azul iridiscente con el borde interior negro y el otro exterior en color blanco.

Otra de las aves macho que se pone bien guapo para buscar pareja en las Lagunas de Ruidera es el Pato colorado (Netta rufina) Su nombre esta justificado porque su pico es de color rojo, al igual que el iris de sus ojos. Son los machos, los que en época de buscar pareja rematan esta peculiar forma de llamarse.
Poseen una gran cabeza redonda y para ser más atractivos ante las hembras, modifican el color del plumaje de su cabeza para que adopte un característico color anaranjado. Las féminas, en cambio, son de tonos pardo más claros, pero con unos ojos castaños muy seductores.
El Somormujo lavanco (Podiceps cristatus) es otra de las aves que no pasan desapercibidas en el Parque Natural de las Lagunas de Ruidera en general y en la Laguna Conceja en particular. Ambos sexos tienen un aspecto similar, inconfundible si se les ve nadando sobre las cristalinas aguas de este entorno natural.
Tienen el rostro blanco, pero en los laterales de su cabeza aparecen dos golas castaño rojizas muy acorde con el rojo de sus ojos. Lo más característico de este ave es la parte superior de su cabeza, de color negro que se prolonga con dos grandes penachos del mismo tono oscuro. Esta agrupación de plumas junto con su largo cuello le dan un porte muy glamuroso.
Y ¿cómo no? su parada nupcial es de lo más llamativa. La pareja de enamorados se contonea mientras nadan, realizando movimientos muy sensuales con sus cabezas mientras erizan sus crestas negras. Al final del cortejo, se alzan pecho contra pecho sosteniendo en su pico plantas acuáticas que han arrancado del fondo de la Laguna Conceja.

Fruto de este romántico encuentro, la hembra suele poner dos huevos. Aunque los pequeños somormujos saben nadar desde el momento de su nacimiento, los progenitores los transportan sobre sus espaldas para evitar situaciones que pongan en peligro sus vidas.
Es muy curioso, porque los pequeños somormujos trepan al dorso de sus padres y se ocultan bajo las plumas de sus alas. De marzo a septiembre, si nos fijamos en estas aves nos pueden regalar la sorpresa de ver aparecer de entre el plumaje de los adultos unas pequeñas cabecitas listadas en blanco y negro.
2.- Una antigua fábrica de luz.
La vida de la gente que ha vivido en las Lagunas de Ruidera siempre ha estado ligada al agua que da origen a este Parque Natural. Buena muestra de ello son los antiguos molinos harineros, de los que solo nos queda constancia por las historias que nos cuentan los pocos restos que de su existencia dan testimonio.
El Molino del Ossero es una muestra de ello, pero en este caso vamos un poquito más allá. Porque a principios del siglo XX empieza su transformación en central hidroeléctica. La fábrica de luz del Ossero es la última que entra en funcionamiento de las seis que convertían el agua de las Lagunas de Ruidera en luz.
La del Ossero era la central hidráulica con menor potencia de las que operaban en las Lagunas de Ruidera. Aún así, la fábrica de luz del Ossero abasteció de energía eléctrica a las provincias de Albacete y Cuenca, porque si algo regalaron las aguas de las Lagunas de Ruidera al ser humano fue una economía muy boyante para la época.
Hoy en día, tanto el edificio de la central hidroeléctrica como las dependencias donde vivían los operarios que en ella trabajaban, están en un avanzado estado de decadencia. No obstante, esta ruinas se encuentran situadas en uno de los lugares más bellos de las Lagunas de Ruidera, justo en la cabecera de la Laguna Conceja.
Son testimonio de una arquitectura industrial que mantuvo su actividad hasta 1972. Un pequeño edificio de planta rectangular de apenas 60 metros cuadrados albergaba una única turbina tipo Francis. Un alternador, cuadro de distribución y un transformador eran el resto de la maquinaria con la que contaba la fábrica de luz del Ossero.

Los trabajadores de la pequeña central hidroeléctrica del Ossero vivían en un edificio con muros de mampostería, planta rectangular y tejado a dos agua. Toda la edificación estaba dividida en tres viviendas con entradas individuales que nos dan una detallada visión de que los operarios que aquí trabajaban vivían en una condiciones muy adelantadas para la época.
Pero hay mucho más si a arquitectura industrial nos referimos; la Gran Muralla de las Lagunas de Ruidera. Es un imponente acueducto que, en algunos tramos supera los cuatro metros de altura. Se trata de una construcción en terraplén, un canal abierto que guía el agua hasta la cámara de carga.
La Gran Muralla de las Lagunas de Ruidera nos permite disfrutar de una construcción majestuosa. Poco más de un kilómetro de distancia donde admirar los enormes contrafuertes que dotan de estabilidad a todo el canal, siempre sometido a la presión que ejercía el continuo paso de agua.
3.- Las Encinas, un árbol tan longevo como espectacular.
Si algo sabían las gentes que vivían en esta época de esplendor de estas fábricas de luz era aprovechar los recursos que el monte les brindaba. Y hablamos del fruto de uno de los árboles más representativos de las Lagunas de Ruidera y de Castilla La Mancha, la encina (Quercus ilex)
Su fruto, la bellota, posee un alto contenido en hidratos de carbono, pero nuestro constante desapego al entorno natural ha hecho que olvidemos que está ahí, listas para comer. Quienes se benefician de este olvido humano son las cabras montesas, jabalíes y ardillas que sí saben del valor nutritivo de este fruto otoñal.
En todo el recorrido que bordea la Laguna Conceja podemos disfrutar del espectáculo que ofrecen las encinas, árboles sumamente longevos que dotan al monte del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera de una gran majestuosidad que aprovechan las especies arbustivas del sotobosque para crecer muy alegremente.

Porque si algo caracteriza a una encina es la grandiosidad de su copa, que además de belleza, proyecta una gran sombra. Sentarse bajo una encina es un festival de sensaciones y más aún, admirar su estructura. Su tronco es fuerte y ancho, que se va oscureciendo y agrietando a medida que pasa el tiempo.
La encina mantiene sus hojas casi intactas durante un período de más de dos años. Tienen un tacto similar al cuero, de color verde en el haz y más oscuro en el envés. Es curioso que cuando una encina es joven, estas hojas están rematadas por una especie de espinas que las protegen de ser devoradas por cabrás y ciervos.
Una encina es puro espectáculo cuando florece, entre los meses de marzo y mayo. Un mismo árbol posee flores masculinas y femeninas. Las primeras son más fáciles de ver, porque crecen en amentos colgantes agrupados en los ramilletes que han crecido ese mismo año.
Las flores masculinas tienen una tonalidad cambiante, para que cada vez que pasemos por su lado nos llevemos una sorpresa. Primero son de color amarillo, pero van cambiando a tonos anaranjados hasta que se tornan completamente pardas. Están dispersas por toda la copa de la encina y es difícil que nos pasen desapercibidas.
Algo más complicado de localizar en una encina son las flores femeninas. Son pequeñas y crecen de forma aislada o en grupos de dos. Se desarrollan en el extremo de las ramas y son de color rojo al principio, cambiando a naranja en apenas unos días.
No obstante, da igual la época del año que elijamos para perdernos en este Parque Natural y descubrir el paraje de la Laguna Conceja. En Eva y el Edén sabemos que merece la pena caminar y vivir una de las zonas más bonitas de las Lagunas de Ruidera, ¿te vienes?
¿Te vienes a conocer las Lagunas de Ruidera?
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